El año 1973, en los últimos días del franquismo, la gran autora Mercè Rodoreda coincide en Ginebra con el crítico literario y editor Josep Maria Castellet y lo invita a merendar en su casa. La escritora, ciertamente un personaje recóndito, guardaba el secreto de todo aquello que la concernía, se había convertido ella misma en secreto o, a lo mejor, hasta en productora de secretos. Pero aquella tarde, extrañamente se abrió y compartió muchos.