El 3 de octubre de 1940 Lluís Companys, presidente de la Generalitat en el exilio, es trasladado y encarcelado en el Castillo de Montjuic, a la espera de ser juzgado. Las autoridades franquistas le acusan de promover el asesinato de inocentes y de delitos de rebelión contra el Estado. Companys, derrumbado, espera la muerte convencido que este juicio es una falacia y que su condena, un mero trámite. Pero el abogado y capitán de artillería Ramon de Colubí, franquista convencido a quien asignan la defensa, intenta que la palabra justicia no sea solamente un eslogan del régimen, vacío de contenido, y hace todo lo que está en sus manos para salvar a Companys, a pesar de las diferencias ideológicas que les separan y del odio que le profesa.
Mientras tanto, el régimen hace todo lo que puede para esconder el proceso, juzgar deprisa a Companys y fusilarlo sin hacer demasiado ruido, para evitar que se convierta en un mártir y un símbolo para Catalunya. El abogado De Colubí, durante la defensa, descubre el hombre que se esconde detrás del político; su dignidad y su fuerza. Un Lluís Companys que durante 13 días de octubre afronta la muerte con sus circunstancias, sus miedos y sus contradicciones.