Un espacio especial, que combina un paisaje de naturaleza cautivador, una arquitectura espaciosa con diferentes juegos de luz, así como un diseño propio de la estética de los 70. De hecho, es de 1972, y se proyectó pensando en el buen gusto de la época: esto se nota, tanto en el mobiliario, como en los cerramientos, los elementos cerámicos, los textiles, las dimensiones o las lámparas. La mandó construir Pere Freixas Alberch, con la idea de tener una casa familiar de veraneo. La casa propicia el contacto con la naturaleza, el descanso y el disfrute, tanto colectivo como individual, desprendiendo belleza y paz.

La casa es grande, con múltiples rincones evocadores, y un jardín extenso. Está situada en Vidrá; un pueblecito con encanto, rodeado de montañas y ubicado a 983 m de altitud, al norte de Osona. Tiene unos 350 m2 de superficie útil, dispone de accesos independientes a diferentes espacios del jardín, se encuentra en la cima de una colina y está rodeada de un amplio terreno de más de 13000 m2, que permite tener una privacidad con vistas. A pesar de esta sensación de independencia, estamos muy cerca del pueblo (a 200 m se encuentra el núcleo de Vidrá).

En el espacio interior, la casa tiene chimenea, cocina, office, baño sencillo, sala de estar con estufa de leña, y un gran espacio que agrupa el comedor y otra sala de estar. Unas escaleras conducen a dos zonas donde se encuentran los dormitorios: una primera zona con baño completo y tres habitaciones, y una segunda zona con baño completo y tres habitaciones más. Finalmente, en la primera planta, hay unas buhardillas luminosas que también tienen camas y un baño completo. Alrededor de la casa hay diferentes porches y terrazas.

Llegar a la casa no tiene ninguna complicación y se puede aparcar con facilidad.