Edmon Roch: “Una Film Commission puede convertirse en posibilitadora o imposibilitadora de una película"

27/11/2015

Edmon Roch es licenciado en Historia del Arte y productor cinematográfico, fundador de Ikiru Films.

Edmon Roch es licenciado en Historia del Arte y productor cinematográfico. Ha producido filmes como Barcelona de Whit Stillman y El Efecto Mariposa, de Fernando Colomo; y ha sido director de producción de Siete años en el Tíbet de Jean-Jacques Annaud.

A través de su compañía, Ikiru Films, ha sido productor delegado de El Perfume. Historia un asesino de Tom Tykwer y también ha producido, escrito y dirigido Garbo. El Espía, que obtuvo el Premio Gaudí al Mejor Documental y Mejor Guión, el Goya al Mejor Documental, y el Premio al Mejor Documental Europeo en el Festival de Sevilla.

Es coproductor de Biutiful, de Alejandro González Iñárritu y ha producido Lope de Andrucha Waddington, Bruc de Daniel Benmayor, Las Aventuras de Tadeo Jones de Enrique Gato, Séptimo de Patxi Amezcua, El Niño de Daniel Monzón, y Atrapa la bandera, de Enrique Gato.

Además, el pasado mes de septiembre fue seleccionado para ser uno de los 24 productores que participaron en el Producers Lab Toronto, una iniciativa del Toronto Film Festival que consiste en un programa de intercambio de ideas, proyectos, información de financiación y acuerdos de coproducción. Una oportunidad única que le sirvió para participar en eventos de networking & pitch, case studies y varias mesas redondas con miembros clave de la industria cinematográfica.

 

- En tu opinión, primero de todo, ¿cuál es el papel del productor?

Para mí un productor es la persona que "ve" un proyecto. Quizás es el que tiene una idea y la encarga a un guionista. O quizás recibe un guión por parte de un director y lo pone en marcha. A partir de aquí, el productor debe conciliar dos tareas imprescindibles: la financiera y la creativa.

El productor es, pues, el encargado de, a partir de su idea o la de otro, poner todos los elementos sobre la mesa y conseguir que el filme llegue a su destinatario final, que es el público, de la mejor manera posible , haciendo una película que alcance sus objetivos, entre los cuales, que sea sostenible a nivel financiero y que también genere beneficio.

 

- Estudiaste historia del arte, pero trabajas como productor cinematográfico.

Sí, desde pequeño me ha gustado definirme como espectador. Me gusta el cine desde que iba con mis padres y mi hermano. Así crecí y enseguida me di cuenta de que no sólo me gustaba el cine, sino que también me gustaba hablar de cine. Empecé a publicar sobre cine en el Diario de Girona, con 15 años, pero elegí Historia del Arte que, por proximidad, me interesaba mucho por el arte contemporáneo. Fui jefe de prensa del Festival de Cine Fantástico de Sitges, hacía crítica de cine en la Guía del Ocio y, cuando terminé la carrera, gracias a una beca de La Caixa, estudié en la London International Film School. Antes, ya había rodado Barcelona, ​​de Whit Stillman.

 

- ¿Hasta que decidiste crear tu propia productora?

Sí, una cosa llevó a la otra y en 2003 fundé Ikiru Films, mi productora. Fue sobre todo para dejar de producir para otros o ser el director de producción de otros filmes, y poder ser yo quien decidiera qué película se acababa haciendo. Quería aportar mi granito de arena personal.

 

- En el Producers Lab Toronto en el que participaste el pasado mes de septiembre, pudiste compartir experiencias con productores de todo el mundo, de Canadá, de Europa, de Nueva Zelanda y de Australia. ¿Qué valoración haces?

Pues la verdad es que en este Producers Lab volví a constatar la diversidad de la cinematografía. De los proyectos de Canadá, Nueva Zelanda, Australia e incluso el nuestro, llegaban proyectos mainstream, muy comerciales y competitivos. Pero había muchos proyectos eslovacos, bosnios... otras cinematografías, que eran mucho más autorales, de ensayo, financiados completamente por políticas de gobierno... Fue una experiencia muy interesante. La horquilla europea de proyectos era impresionante.

 

- ¿La figura del productor en España es la misma que se entiende en Estados Unidos o en los países anglosajones? ¿O tiene diferencias importantes?

El papel del productor es diferente, pero también existen diferencias en nuestro país. Un buen productor debe saber gestionar las dos partes que comentaba anteriormente (la financiera y la creativa), si no sabes dar viabilidad a las dos caras, no serás un buen productor...

Pero es cierto que, a nivel sobre todo americano, existe una separación entre el productor de estudio y el independiente. Por un lado, los independientes se parecen más a nosotros, las tareas que deben alcanzar para financiar y elegir la película, su equipo y su talento, se parecen bastante.

Pero el productor que trabaja para un estudio, sí es diferente. Porque lo único que necesita es colocar su proyecto en un estudio, y luego ya es el propio estudio quien se encarga de llevarlo a cabo bajo su control, asumiendo la responsabilidad de financiación, de los medios y de las decisiones de corte final de montaje, de cast, de actores.

 

- ¿Qué diferencias existen entre trabajar como productor en un filme, un largometraje por ejemplo, y un película de animación?

Es muy diferente y al mismo tiempo muy similar. La tarea del productor de evitar los problemas antes de que ocurran, de adelantarse a cualquier tipo de error para asegurar que todo vaya por su camino natural, esto, es muy similar. En cuanto a la técnica de ejecución, no tiene nada que ver, porque el rodaje de un largometraje se concentra entre 6 y 12 semanas, según la magnitud del proyecto, ¡pero una película de animación normalmente tarda entre 3 y 4 años!

 

- ¿Cuáles son los próximos proyectos en los que estás trabajando?

Por un lado, respecto a la línea de producción de cine de animación, estamos trabajando en la secuela de Tadeo Jones, después del éxito que tuvo la primera parte. Se estrenará en 2017.

Y por otro, estamos trabajando en un documental que narra la historia de una escritora, Sanmao, que se enamora de un sevillano y se marchan a vivir al Sáhara. Es una historia de aquellas que, si no te lo cuentan, no te la crees. Y es completamente cierta; Sanmao es una persona muy conocida en China y Taiwán, pero aquí ni siquiera han traducido sus obras. Estamos trabajando también en la próxima película de Daniel Monzón, después de El Niño. Y también estamos preparando un proyecto con el joven talento catalán, David Victori.

 

- Como productor, ¿qué esperas de una Film Commission?

Que me ayude, tenerla cerca durante el rodaje. No espero que me lo resuelva todo, pero que en lugares concretos entienda las necesidades del productor y las sepa trasladar a las autoridades pertinentes. A veces vas a rodar a lugares que no conoces... y la Film Commission te hace de guía. Por ejemplo, cuando eres una producción americana, inglesa... que viene a rodar a Barcelona, ​​la Film Commission te autentifica, te muestra los procedimientos y costumbres locales, los mecanismos... Esto puede facilitar enormemente la tarea y ¡es que la Film Commission puede convertirse en posibilitadora o imposibilitadora de un film!

Al fin y al cabo, traer un rodaje genera muchos ingresos, más allá de lo que suponen las noches de hotel, catering... Esto sólo es la punta del iceberg. Yo creo que si una Film Commission funciona bien, es tremendamente importante para la promoción de una ciudad como espacio de rodajes.

 

- ¿Qué papel tuvo la Barcelona Film Commission en rodajes en la ciudad como Barcelona, ​​El Perfume o Biutiful?

En El Perfume colaboramos muy estrechamente con la Barcelona Film Commission. Barcelona era París, no sólo cambiábamos de época, cambiábamos de ciudad... fue un caso paradigmático, una película de complejidad extrema y que requería una máxima implicación de ciudad.

En este sentido la Film Commission posibilitó un rodaje del que yo creo que todo el mundo guarda un buen recuerdo. Esto se hizo a base de mucha implicación de la Film Commission, de preparación, tiempo, comunicación con los vecinos... en definitiva, de organizar el rodaje según lo que la ciudad nos pedía. Realmente fue una buena experiencia, ser capaces de solucionar los problemas juntos, haciendo trabajo de equipo entre las diversas autoridades, el equipo de rodaje, la Film Commission...

Pero vaya, no existe un rodaje fácil. En Barcelona teníamos que volver 20 años atrás... En Biutiful se quería rodar en orden secuencial toda la película, esto implicaba que la acción fuera más extendida en el tiempo y todas las localizaciones permanecieran siempre "abiertas"... Fuimos siempre de la mano con la Film Commission, ya que la finalidad es la misma para todos: hacer la mejor película posible, y hacer posible la mejor película.

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